jueves, 20 de diciembre de 2007

Honorio Delgado Espinosa

Honorio Delgado Espinosa nació en la ciudad de Arequipa el 26 de setiembre de 1892. Hijo de Juan Ramón Delgado y Luisa Espinoza. Fue filósofo, educador, lingüista, biólogo, médico. Fue, en su tiempo, el más destacado psiquiatra peruano y el de más renombre en Latinoamérica.

Estudios

Cursó instrucción secundaria en el Colegio Nacional de la Independencia, centro educativo laico de elevado nivel entonces, como el de Guadalupe en Lima, que compartía el claustro de San Agustín con la Universidad del mismo nombre.

Estudió Ciencias Naturales en la Universidad del Gran Padre San Agustín de Arequipa, donde se graduó en bachiller en 1914, con la tesis Las grandes cuestiones de la herencia.

Luego, en 1912, estudio en la Facultad de Medicina de San Fernando, en la entonces única facultad de medicina, destacándose por su inteligencia y vocación por el estudio. Se graduó en bachiller en 1918 con la tesis El Psicoanálisis, y el 24 de abril del mismo año, se recibió de médico.

Apenas egresado de San Fernando, recibió el premio la Contenta, el cual se otorgaba al mejor alumno de medicina.

Se graduó de Doctor en enero de 1920 con la tesis La naturaleza elemental del proceso de la función. Y el 29 de diciembre de 1923 se graduó de Doctor en Ciencias Naturales con la tesis: La Rehumanización de la Cultura Científica por la Psicología.

Labor docente

Hizo una notable carrera de docente, la cual inicio, en la Universidad San Marcos, en 1918.

Honorio Delgado trabajó en la Facultad de Medicina como jefe de Clínica Propedéutica. Posteriormente, en 1922 fue catedrático de Patología General. Desde 1930 y por largos años fue docente de la especialidad de Psiquiatría.

Fue catedrático de Biología General (1924-1925) en la Facultad de Ciencias y de Psicología General (1928-1931), en la Facultad de Letras. También formó parte por varios años del Consejo Universitario. Fue Representante de la Facultad de Medicina ante la Sociedad de Beneficiencia Pública de Lima.

La enseñanza de la psicología general en premédicas y de psicología médica, como ciencia básica en medicina, fueron propugnadas por él desde 1919, debido a su reiterado propósito de "psiquiatrización de la enseñanza de la medicina", realizado tiempo después, tras vencer las resistencias que deben afrontar todos los innovadores.

En 1962, debido a la politización de la facultad de medicina de la UNMSM el Dr. Honorio Delgado, renunció junto al Dr. Alberto Hurtado y la de la mayoría de catedráticos, constituyéndose la Unión Médica Cayetano Heredia, que fundó la Universidad Peruana Cayetano Heredia, de la que fue su primer rector, por elección, desde 1962 hasta 1966.

Aportes

Junto a Óscar J. Trelles, creo la Revista de Neuro-psiquiatría (1938)

Fue un adelantado en lo que primero se llamó tratamientos biológicos en psiquiatría y que después se conocería como psicofarmacología, quimioterapia o terapéutica química, aplicada al tratamiento de las enfermedades mentales y emocionales.

Como interno del Hospicio de Insanos, en 1917, introdujo el nucleinato de sodio en el tratamiento de la agitación en la manía y en la esquizofrenia y, en 1919, del luminaz en el control de las crisis convulsivas. Estimuló el uso de psicofármacos y fue autor de las primeras observaciones en ese campo.

Introdujo en el Perú el primer fármaco antipsicótico, la clorpromazina, en 1953, un año después de su aparición en Francia.

Fue uno de los 31 psiquiatras fundadores en Zürich del Collegium Internationale Neuro-Psychopharmacologicum (CINP) en 1957. No estuvo ausente, además, de la discusión de los grandes problemas nacionales. Le interesó sobremanera el de la educación y formación de las élites.

Distinciones premios y reconocimientos

Se hizo acreedor de diversas distinciones entre las que figuran:

* Doctor Honoris Causa de la Universidad de Salamanca en 1954.
* Doctor Honoris Causa de la Universidad de Bogotá.
* Doctor Honoris Causa de la Universidad Peruana de Ciencias Médicas y Biológicas Cayetano Heredia (1962).
* Oficial de la Orden del Sol del Perú (1936).
* Premio Hipólito Unanue, otorgado por la Academia Nacional de Medicina (1943).
* Las Palmas Magisteriales del Perú.
* La Gran Cruz de la Orden de Hipólito Unanue.
* La Gran Cruz de la Orden de Mérito de la República Federal Alemana.

Otros cargos

* Miembro titular de la Academia Nacional de Medicina de Lima (1921)
* Académico de Honor de la Academia Nacional de Medicina de Madrid (1934)
* Miembro honorario del Colegio de Abogados de Lima (1937).
* Socio honorario de la Sociedad de Bellas Artes de Lima (1940).
* Individuo de Número de la Academia Peruana Correspondiente de la Real Española de la Lengua (1941).
* Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía (1949-1951)
* Ministro de Educación Pública durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero (1948).
* Fundador del Colegio Internacional de Neuropsicofarmacología.

Aportes bibliográficos

Durante su labor asistencial en el Larco Herrera, desarrollo su investigación clínica y terapéutica, llegando a publicar cerca de 400 artículos y una veintena de libros.

Entre su producción bibliográfica destacan:

* Génesis y Tratamiento de la Demencia Precoz (1916).
* Psicología y Fisiología, Relaciones entre el Cuerpo y el Alma (1920).
* Sigmund Freud (1926).
* Los Tipos Psicológicos de Jung (1932).
* La Formación Espiritual (1933).
* Lo Esencial en el Tratamiento de la Melancolía (1960).
* De la Cultura y sus Artífices (1961).
* Cerca de los Tiempos Presente, Pasado y Futuro (1968).

Retiro de su vida institucional
A partir de los 70 años Honorio Delgado fue retirándose de los escenarios de su vida pública e institucional, y, presintiendo su ocaso, a los 75, hasta de las suscripciones a las revistas del exterior que le eran gratas y que acompañaban su intimidad. Con la enfermedad dejó la práctica profesional privada. Pero mantuvo hasta la hora final de la lucidez, su devoción por la Revista de Neuro-Psiquiatría. Como permanente homenaje a su memoria, la publicación sigue iluminando la ruta de la psiquiatría peruana. Falleció en la ciudad de Lima, el 28 de noviembre de 1969.

Tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Honorio_Delgado

lunes, 3 de diciembre de 2007

Julio César Tello Rojas

Por: Hernán Amat Olazabal

Hijo de modestos campesinos , Julio C. Tello nació en la provincia limeña de Huarochirí el 11 de abril de 1880. Desde pequeño destacó por su inteligencia. Concluyó sus estudios secundarios en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Poco después conoció a Ricardo Palma, personaje que le ofrecería un empleo en la Biblioteca Nacional, donde empezó a interesarse por la arqueología y la antropología. Decidió seguir la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, concluyendo sus estudios en 1909. Considerado ya un intelectual, la Universidad de Harvard le ofrece una beca para doctorarse en Antropología y Arqueología en 1911...(1)

Arqueólogo, sabio, maestro, consagró su existencia por una patria auténtica y conciente de su destino. La inmensa obra de Julio C. Tello (1880-1947) problablemente, no ha recibido la atención que merece. La suya ha sido una de las influencias más sobresalientes en la conformación y desarrollo de la arqueología peruana y en la búsqueda de nuestra identidad nacional.

Han transcurrido cerca de cuarenta años de su muerte; ha llegado el momento que los arqueólogos realicen una nueva evaluación de su contribución a la luz de sorprendentes descubrimientos realizados en las dos últimas décadas en Chavín, La Galgada, Huaricoto, Garagay, Huaca de los Reyes, Pacopampa, Huacaloma, entre otros. Muchos de ellos afianzan sus postulados relativos a los origenes de la civilización andina.

Es precisó recordar algunos pasajes de la vida de Julio C. Tello; de su proyección como arqueólogo, merecen especial mención en nuestros tiempos de crisis y de ajuste para hombres e instituciones. Tiempos de renovación y de lucha, tiempos de dura lucha en los cuales la claridad de pensamiento y la objetividad del hombre de ciencia deben prevalecer sobre la fuerza del instinto y aún sobre el ardor político especialmente en la disciplina que cultivamos cuya tarea fundamental es entender los sistemas socioculturales que se desarrollaron y desaparecieron en el pasado, y que, al mismo tiempo tiene la misión esencial de hacer conocer los fundamentos de nuestra identidad cultural y peruanizar el Perú.

Tello tuvo el mérito encomiable de ser uno de los primeros científicos sociales en romper la idea dominante de la inferioridad de los antiguos pueblos del Perú. El desprecio por las "cosas de los indios". Acumuló ingentes testimonios de la grandeza de nuestro pasado, en contra de los que se avergonzaban de lo genuinamente indígena. Aquella grandeza estigmatizada, marcada con sello demoníaco, encarnecida y vilipendeada por generaciones, cuyo gusto había sido entregado el academismo europeo.

Tello hizo brotar literalmente de las llanuras costeñas, de la maleza que los cubrieron durante milenios, innumerables tumbas, templos y ciudades deslumbrandoras imagenes de dioses en oro, piedra y barro e infinidad de evidencias de la realidad sociocultural y ecónomica del antiguo poblador andino.

Estos hallazgos significaron el primer contacto universal con el prodigiosos arte del aborigen prehispánico. En el mundo se produjo un movimiento de interés semejante al que recorrío Europa cuando el conquistador Hernando Pizarro mostró al monarca Carlos V parte de los fabulosos tesoros del rescate de Atahualpa y las piezas de oro arrancadas de los templos de Pachacamac y el Coricancha.

No había museos que bastarán para contener el flujo de los objetos arqueológicos. Constituía otro descubrimiento del nuevo Mundo. Tello allanó el camino para que el indígena, del Perú antiguo, en esta su segunda aparición en él fuese conocido y admirado a través de la magnificencia de sus creaciones artisticas.

Defensor tenaz de nuestro patrimonio cultural que era presa fácil de las potencias extranjeras, creó el patronato Nacional de arqueología y en 1929 gestó la famosa Ley 6634, hoy tan venida a menos y "desamparada" por otra ley. Demostró que cada vez que penetramos a las profundidades del pasado, a través de la arqueología, nuevas evidencias de grandeza nos iluminan y reconfortan. Como indio de raigambre luchó con denuendo y amor por su raza marginada y vilipendiada.

Luego de una infancia bucólica, desciende de las serranias de Huarochirí y vive precariamente en Lima cobijado por Ricardo Palma. Estudia Medicina y Ciencias en la Universidad de San Marcos, graduandose en 1907 por aclamación, con la tesis "La antiguedad de la sifilis en el Perú"; recibe el grado de Master conferido por la Universidad de Harvard, y después de desempeñar la dirección del Departamento de Arqueología en el Museo de Historia Natural, se enfrenta, en la década de los veinte, al hispanismo limeño de rancia estirpe colonial que exaltaba la herencia de la "Madre Patria". Ocupó el cargo de Diputado por Huarochirí entre los años 1917 y 1929. Fundó el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el 21 de octubre de 1919 y el Museo de Arqueología Peruana en 1924 (2).


Eran los tiempos en que, aún se soñaba con las tapadas y los balcones coloniales y José de la Riva Aguero minimizaba o casi descartaba "la contribución del elemento indio en la formación de la nacionalidad". añadiendo que la historia incaica no la sentía "con el efecto íntimo con que apreciamos la colonia". En suma, cuando todavía, la Historia del Perú no era sino un capitulo de la Historia de España. Tello logró, con visión unitaria, enlazar el largo proceso histórico precolombino con la historia colonial y republicana".

Frente al gran prestigio que ejercía el arqueólogo Max Uhle: quien afirmaba que las culturas que florecieron en periodos preincaicos (Nazca, Moche, Tiahuanaco), no eran sino producto "desprendidos del gran tronco centroamericano", "ramas periféricas de la antigua expansión maya".

Tello propugnó el autoctonismo de la civilización andina, señalando que sus raices se hallaban en Chavín y en pueblos que se habrían desarrollado siglos antes en la floresta tropical. Afirmaba, en un artículo escrito en el campamento de las ruinas de Sechín, en 1937, que estaba casi seguro que "el problema de las influencias centroamericanas sobre las culturas andinas - postulado por Uhle - se troncará en el futuro en el nuevo problema que plantea la existencia de la civilización Chavín, cuyo alto desarrollo y antiguedad parece sustentarse en hechos y testimonios más fidedignos y reveladores".

Tello recorrío como nadie, de uno a otro confín el territorio patrio, escudriño los rasgos distintivos de la Civilización Andina, su originalidad y sus caracteristicas de homogeneidad en el espacio y la continuidad en el tiempo. Comprendió que en la coexistencia de ecosistemas variados, surgieron diversidad de culturas, de lenguas y estilos artisticos no habia quebrado la unidad de la civilización Andina.

Jorge C. Muelle, con su habitual agudeza y sapiente juicio, dice que "la obra de Tello corresponde a los años dificiles de confirmación a los dias en que la nebulosa de una sociedad con dos tradiciones comenzaba a condensar su unidad.

La definición politica nos la dieron los Libertadores hace siglos y medio, pero la gesta de la emancipación no logró amalgamar a los pueblos y todavía hoy hablamos de la marginación de un sector de nuestra población y de la necesidad de su integración".

Sabía Tello que esa necesidad era apremiante y perentoria. Como trabajador infatagable de nuestra tradiciones, emprendío esta ardua tarea con pasión y tesoneramente, através de la cátedra que regentaba en la Universidad de San Marcos, cuando la Universidad empezaba a ajustar su devenir al ritmo de los tiempos.

De los tiempos nuevos señalados por la Reforma de 1919. Batalló a través de sus fructíferas iniciativas e intervenciones en el Parlamento Nacional, o como Director del Museo Nacional, y básicamente a través creación intelectual, fruto de una incansable investigación, evidenciada en sus obras fundamentales: "Introducción a la Historia Antigua del Perú" (1912); "Wirakocha" (1923); "Antiguo Perú" (1929); "Origen y Desarrollo de las Civilizaciones Prehistoricas Andinas" (1942); "Sobre el Descubrimiento de la Cultura Chavín en el Perú"(1944); y en las publicaciones póstumas realizadas gracias a la paciente y abnegada labor de su discípulo Toribio Mejía Xesspe, tales como "Paracas Primera Parte"(1956),''Arqueologia del Valle de casma" (1956); y "Chavín Cultura Matriz de la Civilización Andina" (1960). Todas ellas marcaron verdaderos hitos en la bibliografía arqueológica y constituyeron muestras vigorosas de su amplia visión . En sus páginas se aprecia un corpus diáfano de las expresiones culturales del Perú Antiguo.

Merece especialmención aquello referente al famoso "Archivo Tello". Se sabe que esa documentación inédita cuyo extenso catálago fuera publicado por Carlos Daniel Varcárcel contiene trabajos muy valiosos acerca de la iconografía, ceramografía y tecnología de las culturas precolombinas. La universidad de San Marcos es la depositaria de este valioso archivo, y para su preservación y investigación creó, en mayo de 1970, el ''Centro de Documentación Antropológica y Archivo Tello". Estamos seguros que esta entidad pronto hára conocer, en publicaciones sucesivas, la esperada obra inédita de Tello.

La contribución de Tello ha sido desdeñada por muchos ; sin embargo, destacados especialistas y profundos conocedores de la problemática de los orígenes de las culturas formativas andinas, como Donald W. Lotrap, afirman que ''al iniciar cualquier discusión sobre los origenes de la cultura Chavín, es necesario reconocer nuestra deuda al Dr. Julio C. Tello, quien fué el primero que se ocupó de la unidad cultural de Chavín... estudios recientes, con definiciones más restrictivas y métodos más precisos, han llamado nuestra atención en los varios aspectos de las interpretaciones de Tello, y de tiempo en tiempo, resulta conveniente revisar las publicaciones de Tello en términos de amplitud y exactitud".

Es evidente que las investigaciones realizadas por Tello y sus colaboradores en sitios con filiación Chavín continúan siendo su aporte más duradero. Estos aportes precursores estimularon la labor ulterior de arqueólogos que perfeccionaron el esquema establecido en sus obras de 1921 y 1942; pero, en lineas generales, siguen siendo esencialmente las que él trazó.

El paladín del autoctonismo y de la tarea de peruanizar el Perú, defendió sus principios con decisión y pugnacidad sin par. Por todo esto, Tello se ha convertido en una especie de leyenda para quienes no lo conocieron, su nombre sigue siendo grande en la historia de la arqueología.

Falleció en 1947 y fue sepultado en los jardines del Museo Nacional de Arqueología y Antropología, en la Magdalena Vieja según su propia voluntad(3).

Tomado de:
http://arqueologia.deperu.com/tello.html ,
(1) http://www.peruecologico.com.pe/biogra_tello.htm y
(2), (3) http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_C%C3%A9sar_Tello

domingo, 2 de diciembre de 2007

Chabuca Granda

María Isabel Granda Larco nació el 3 de septiembre de 1920, en una asentamiento minero de cobre, cerca de la provincia de Abancay, ubicada en la entonces región de Apurímac. Esta artista peruana comienza a cantar a los 12 años de edad, y forma parte del coro del elitista Colegio Sophianum por su voz de soprano. Una operación le dio la voz grave que se le conoció. Formó parte del conjunto "Luz y Sombra" junto con Soledad Mujica. Sin embargo, su despliegue personal como cantautora se inicia luego de su divorcio, que fue visto como un escándalo para la sociedad limeña de aquella época.

El primer período de su producción creativa es netamente evocativo y pintoresco; “Chabuca” –este es el nombre con el que se hizo llamar– le canta a la Lima antigua señorial de comienzos del 1900. Es la ciudad que ella conoció a través de su padre, la del barrio del Barranco, de grandes casonas afrancesadas, con inmensos portales y jardines de invierno.

A esta etapa pertenecen “Lima de Veras”, “La flor de la canela”, “Fina Estampa”, “Gracia”, “José Antonio”, “Puente de los Suspiros”, “Zeñó Manué” y muchas otras.

Ella rompe la estructura rítmica convencional del vals, y sus melodías, de tesitura muy amplia, alternarán el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos valses de salón. Su producción también revela una estrecha relación entre letra y melodía, que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez más sintética.

Más adelante, Chabuca quebrantará incluso las estructuras de la poesía convencional, y el ritmo de las canciones seguirá los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas. A este última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud, poeta peruano muerto en 1968.

En sus últimos años, Chabuca Granda interpretó un repertorio ligado al renacimiento de la música afroperuana que, a pesar de haber estado presente a nivel popular, había sido denostado por razones sociales. Manejó con maestría “negra” el abanico de ritmos que enriquecieron la música popular peruana y su poesía tomó el sesgo de la acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones.

Murió por una disfunción cardíaca en una clínica de los Estados Unidos, el 8 de marzo de 1983. Su voz y su vasta creación se extendieron más allá de las fronteras de su país, recreadas también por intérpretes de todo el mundo que han visto en sus obras una fina y sensible expresión de la música del Perú.

Tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Chabuca_Granda

viernes, 30 de noviembre de 2007

Trinidad Maria Enríquez

Trinidad María Enríquez Ladrón de Guevara (5 de junio de 1846, Cuzco, Perú - 1890, Lima) fue la primera mujer en cursar estudios universitarios en el Perú y Sudamérica, y la primer mujer jurista en el Perú. Fue famosa por su precocidad, por su aptitud para el estudio, y por sus esfuerzos para mejorar la condición de las personas de su sexo y de la clase proletaria.

Su formación escolar, junto con su precocidad y brillo intelectual, fue destacada. En el Colegio de Educandas, con la dirección de Antonina Pérez, a los once años daba geografía como profesora, lo que todos los comentarios posteriores sostienen y recuerdan.

Trinidad ingresa a la universidad en 1875, gracias a una resolución suprema que se emitió al efecto en octubre de ese año. Sus exámenes según todos, fueron comentadísimos. No podría haber remembranza de su vida sin comentario de los diarios desafíos que tuvo que pasar para revalidar sus estudios escolares. El lucimiento de la candidata, su diario cambio de atuendo, su elegancia, su elocuencia y presencia de ánimo, son hasta hoy recordadas como en una burbuja emocionante.

En 1878 Trinidad se graduó de Bachiller y fue cuando desde Lima las damas de sociedad le mandaron una medalla y felicitación. Se convertiría así en la primera jurista del Perú.

Fundó la Sociedad de Artesanos del Cuzco en 1876, y editó La voz del Cuzco (1891), una publicación "radical" que circuló entre los artesanos de la localidad.

De las referencias que se pueden obtener, se deducen algunos hitos muy sólidos de su vida: primera universitaria del Perú y tal vez de América, maestra precoz del género femenino, propulsora de nuevas ideas y preocupaciones sociales, al fin y sobre todo: inteligente y contrita precursora de la lucha por los derechos de la mujer, feminista sin regodeos.
Tomado de:

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Pedro Zulen Aybar

Por: Paola Ascención Morales.

Pedro Salvino Zulen Aybar nació en Lima el 12 de octubre de 1889, hijo del comerciante chino Pedro Francisco Zulen y de Petronila Aymar de Zulen, mestiza peruana, proveniente de una familia iqueña. Su instrucción media la realizó en el Colegio de Lima (dirigido por Pedro A. Labarthe) los años 1900, 1902, 1904 y 1905. Su primer artículo: "La religión y la ciencia a través de libros recientes" apareció en La Prensa el 4 de octubre del 2004.

Jorge Basadre Grohmann nació el 12 de febrero de 1903, en la ciudad de Tacna, durante la ocupación chilena. Hijo de Carlos Basadre Forero y Olga Grohmann Butler. Aprendió a leer y escribir en el "Liceo Santa Rosa", escuela que funcionaba clandestinamente en casa de una antigua maestra peruana, la señora Carlota Pinto de Gamalla. En 1912, se traslada a Lima con su familia y estudia en el Colegio Alemán, y en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe.

Estudiantes y profesores sanmarquinos con vocación bibliotecaria

En 1906 Pedro Zulen es admitido en San Marcos. Se matricula en la sección Naturales de la Facultad de Ciencias. En ese entonces era decano el matemático Federico Villarreal. Tres años después, cambia su matrícula a la Facultad de Letras, donde estudia los años 1909, 1913 y 1914. Participa en el debate estudiantil tanto en el Centro Universitario como mediante la prensa. Propone la iniciativa de establecer el Patronato Nacional Pro Indígena, anterior Asociación Pro Indígena, el 15 de noviembre de 1909, 5 días después tendría lugar la sesión de instalación de la Asociación Pro Indígena; en la que participaron Víctor Andrés Belaúnde, Alfredo González Prada, Alberto Ulloa y Sotomayor y José de la Riva-Agüero. Durante los años 1912 y 1913 trabaja como auxiliar de la biblioteca de San Marcos. El 12 de noviembre de 1919 obtiene el grado de bachiller en la Facultad de Letras con la tesis La filosofía de lo inexpresable, la cual según Basadre "implicó una crítica audaz a la teoría de Bergson, entonces indiscutida dentro del ambiente universitario de Lima"

Mientras tanto, en este mismo año, Jorge Basadre ingresa a la Universidad de San Marcos. Al poco tiempo se une a un grupo de estudiantes organizado por Raúl Porras para registrar los folletos de la sección "Papeles Varios" de la Biblioteca Nacional. Participaron también: Jorge Guillermo Leguía, Manuel G. Abastos , Ricardo Vegas García, entre otros. En 1919, también se dio la Reforma Universitaria

1920, Pedro Zulen viajó a los Estados Unidos, a Harvard. Es importante resaltar que antes de este viaje, Zulen trabajó por más de un año en la Biblioteca y había propuesto un plan para emprender la catalogación de los libros, para facilitar el acceso a los usuarios.

"La primera noticia que se tiene de la existencia de la decisión de catalogar la biblioteca de San Marcos nos viene a través de la carta que el 15 de julio de 1922 el rector Villarán, recientemente nombrado, mandó a Zulen. Por ella se sabe que Zulen había estudiado lo que ahora se llamaría bibliotecología en Harvard y que, además, Villarán le pedía que preparara un informe sobre la mejor organización, catalogación y amoblamiento de la biblioteca"

Al retornar de su segundo viaje a Harvard, en 1923, siendo rector Villarán, Zulen fue contratado; primero para catalogar la biblioteca y después, para dirigirla.

Durante su gestión como director de la Biblioteca de la universidad, apareció la tesis de Pedro Zulen para el doctorado: Del neohegelianismo al neorrealismo.

La Biblioteca de San Marcos
No exageramos al decir que el trabajo en esta biblioteca fue fundamental para la vida y obra tanto del maestro como el discípulo. Al hacerse cargo de la dirección de la Biblioteca, Pedro Zulen convocó a Jorge Basadre , quien se desempeñaba como auxiliar en la Biblioteca Nacional, para trabajar en ella como redactor del Boletín Bibliográfico (1923-1925) y como supervisor del nocturno(1924). Los trabajos de catalogación empezaron en febrero de 1923. "La primera operación fue numerar los libros al interior, a fin de no verse obligado a cambiar los actuales registros, y hacer así el catálogo en el menor tiempo posible. En seguida, se procedió a reunir los volúmenes dispersos de obras y revistas. Terminada esta operación, se dio comienzo al ordenamiento por secciones....Se espera que a la llegada de las tarjetas y etiquetas (labels) que se han pedido al Library Bureau, se allanarán las dificultades, a fin de que el catálogo sea inaugurado en diciembre próximo."

Lamentablemente, Pedro Zulen falleció el 27 de enero de 1925, dejando cerca de 16 000 registros en el catálogo por autores iniciado en 1923; tocaría a Jorge Basadre culminar esta obra.
Al maestro con cariño En 1930 Jorge Basadre asumió la dirección de la Biblioteca de San Marcos,
designado por el rector Deustua. Al igual que su maestro, en 1931 viajó a Estados Unidos, con una beca de la fundación Carnegie para especializarse en administración bibliotecaria, realiza sus prácticas en escuelas bibliotecarias y bibliotecas norteamericanas; antes de este viaje había obtenido el bachillerato en derecho con la tesis El dilema entre el gobierno fuerte y la libertad en el derecho peruano hasta 1872. En 1931 se produjo la clausura de San Marcos, por lo que decidió viajar a Europa, volvió al Perú a fines de 1935.

Pero qué opinaba Jorge Basadre de Pedro Zulen, veamos: "Hubo muchas cosas que de él me impresionaron, además de su vasta cultura y de su cordialidad con los alumnos, entre ellas su tenaz defensa de los fueros y de los derechos de los empleados y su sencillez en el trato con ellos, sin mengua de la exigencia vigilante para que cumplieran con sus tareas, su respeto sin adulación ante las autoridades y su dura altivez si en ellas hallaba arbitrariedades o indiferencia (...)Confieso que en él me inspiré en muchas ocasiones de mi vida. No me enseñó en el aula; pero me enseñó con el ejemplo y a través de innumerables y sencillas charlas en la biblioteca y en las calles"

Palabras llenas de entrañable afecto, las cuales reflejan el respeto y admiración que Jorge Basadre tenía hacia Pedro Zulen, quien a pesar de no haberle enseñado materia alguna pero sí con el ejemplo de su dedicación en el trabajo bibliotecario, mereció con creces por parte del hijo predilecto de Tacna, el honroso título de maestro. Al retornar de Tacna, en 1935 , se hizo cargo de la dirección de la biblioteca universitaria, organizó las secciones de Ingresos, Catalogación y clasificación, Circulación e Informes, Conservación del local y materiales. Sobre el legado de Zulen expresaba lo siguiente: "Hace algunos años que la Biblioteca de la Universidad empezó a procurar con diligencia y cariño el cometido de su misión de atesorar y divulgar el acervo de la cultura. Un gran espíritu, Pedro Zulen, inició esa obra. Desde entonces, con alternativas impuestas por las turbulencias de la vida nacional y universitaria y las circunstancias económicas, el impulso de trabajo no se ha extinguido."

En 1940, Basadre culminó el Catálogo por autores conocido como Catálogo Zulen. Dos años más tarde, es obligado a dejar su puesto en la Biblioteca de San Marcos

La Biblioteca Nacional 1943-1948: Reconstrucción total

En 1943, se produce el devastador incendio de la Biblioteca Nacional. Inmediatamente el gobierno formó el Comité Pro-Reconstrucción, nombrando como secretario al doctor Basadre. En junio, el presidente Manuel Prado ofreció el cargo de director a Jorge Basadre, quien ya había contraído el compromiso de dirigir un curso de seminario de historia latinoamericana en la Universidad de Columbia en Nueva York. Sobre esto escribió: “Me negué una y otra vez, enseñando credenciales y pruebas acerca de mi compromiso ya contraído, y fundamentando con la mayor franqueza, mis otras razones. El presidente Prado insistió; sin embargo, e invocó el nombre del Perú (...) me pareció que hubiese sido una traición a la razón de ser de mi vida si persistía en la negativa. No había solicitado el cargo, ni lo había siquiera deseado, pero no me era
dado rechazarlo si se insistía en confiármelo y si se convenía en ciertas condiciones básicas.

Estas condiciones, aceptadas por el presidente Prado, fueron tres:
♦ Criterio técnico en la organización del nuevo establecimiento.
♦ Autoridad efectiva para manejar la Biblioteca y trato directo con el jefe de estado.
♦ Creación de la Escuela Nacional de Bibliotecarios.

Basadre había comprendido que su obra no debería limitarse a una reconstrucción sino a una modernización, que sirviera eficazmente a las generaciones futuras; también que no debería perderse el tiempo en largos trámites, dada la magnitud de la tarea por realizar:

“Sobre sus cenizas sólo le cabía al Perú erigir otra institución, no para que fuese lo más parecida
posible a la antigua, sino para que tratara de ser lo más parecida posible a lo que significa una biblioteca moderna en un país democrático (...) La reconstrucción tenía que ser total: libros, servicios, organización personal, espíritu”.

Sobre la tercera condición y cómo se cumplió trataremos más adelante. Con el respaldo de su experiencia en la Biblioteca Sanmarquina y en la propia Biblioteca Nacional, así como sus conocimientos bibliotecológicos, Basadre se encontraba en condiciones de afrontar la inmensa tarea de reconstruir, literalmente desde sus cenizas, la Biblioteca. El plan para la nueva Biblioteca Nacional fue definido claramente por el mismo Basadre: “Había que elaborar el plan de una biblioteca técnica tratando de dotarla de todos los servicios de las modernas instituciones de ese tipo, adaptados a las circunstancias propias o peculiares nuestras, a base de la experiencia internacionalmente obtenida, (...) y procurando, al mismo tiempo, echar las bases de una acción futura de la Biblioteca Nacional sobre el desarrollo bibliotecario en todo el país”.

Las primeras labores consistieron en rescatar papeles semiquemados o mojados, recogiéndolos del suelo, limpiándolos y ordenándolos; con especial atención para las zonas correspondientes a la ubicación que tuvieron los más valiosos. En 1944, ante la necesidad de demoler el edificio para iniciar la reconstrucción, el personal tuvo que mudarse. Después de examinar varias alternativas, ocuparon un sector de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Poco a poco se consiguieron nuevos ejemplares, incluso obras originales. Para la catalogación fueron adoptadas las reglas de la American Library Association en su edición de 1941. El sistema de clasificación escogido fue el Dewey, con algunas modificaciones.

Las donaciones particulares no se hicieron esperar, también hubo canjes valiosos y adquisiciones importantes como la colección del general argentino Agustín P. Justo, etc. Se inició un esfuerzo para obtener por copias fotostáticas o en microfilm, los más valiosos documentos peruanos existentes en los Estados Unidos. Durante esta gestión aparecieron tres publicaciones: el Anuario Bibliográfico Peruano, el Boletín de la Biblioteca Nacional y la revista Fénix, era fundamental que el público conociera de cerca las actividades de la Biblioteca.

Las obras del edificio de la Biblioteca se paralizaron a fines de 1945 y en 1947; entonces, como ahora, el principal problema era económico. Jorge Basadre proyectó y obtuvo del Congreso la dación de una ley 15 que creaba una renta especial para la construcción de la Biblioteca Nacional y sus accesorios. En setiembre de 1947, se abrió el Departamento de Niños, organizado por María Elisa de Otero; en noviembre del mismo año, la sala de lectura Perú y en enero de 1948 las salas de Ciencias y Artes; la sala de Investigaciones, a cargo del Departamento de Investigaciones Bibliográficas y la sala de Obras Generales.

Reaperturada la Biblioteca en 1947 (con más de 134 000 volúmenes) y cumplida su misión en sus aspectos esenciales, Basadre dejó el cargo. Sin embargo, su apoyo a la Biblioteca Nacional no se limitó a su gestión como director. Ya en 1945, al ocupar el cargo de Ministro de Educación, creó un Consejo de Bibliotecas Populares, que entró en receso hasta 1956, año en que volvió a ocupar dicho ministerio. El 27 de octubre de 1957 se creó el Departamento de Fomento de Bibliotecas Populares y Escolares. Por iniciativa de la señora Carmen Checa de Silva fue inaugurado el 1 de agosto de 1957 la primera biblioteca rodante del Perú, el bibliobús, inicialmente orientado a los pueblos jóvenes. Se abre la Biblioteca del Callao y la Biblioteca de Tacna. En 1963, el Fondo San Martín, creado para solventar los gastos de la Biblioteca pasa a ser administrada por ella.
Entre los principales colaboradores del Historiador de la República podemos
mencionar a: Germán Univazo, Jorge Moreno, Andrés Viccina y Alejandro Lostaunau.
Definitivamente, la Biblioteca Nacional recuperó su sitial privilegiado, gracias al esfuerzo y
vocación de servicio de todas estas personas.

Comienza nuestra historia: La Escuela de Bibliotecarios
Gracias a la gestión del doctor Basadre, la Escuela de Bibliotecarios, comenzó a funcionar en junio de 1944, en la Escuela de Bellas Artes. Más tarde se trasladará a lo que hoy es el centro de Estudios Histórico-Militares. Su personal docente estuvo conformado por cuatro profesores seleccionados por el Comité de Ayuda Norteamericana a la Biblioteca: Raymond Kilgour, Josephine Fabilli, Margaret Bates (norteamericanos) y Jorge Aguayo (cubano). Estuvo a cargo de la secretaría de la Escuela: Carmen Ortiz de Zevallos, bibliotecaria graduada en Madrid; actualmente la sala especializada en Bibliotecología y Ciencias de la Información de la Biblioteca Nacional lleva su nombre. También se contó con el apoyo de Luis F. Xammar, Alberto Tauro y Alberto Pincherle. Se dio prioridad a la práctica inmediata, debido a las circunstancias; respecto a la primera promoción de bibliotecarios en el Perú Basadre opinaba que:

“Lo importante era que ya teníamos un puñado de muchachos y muchachos entusiastas, con los
sólidos de una preparación, dispuestos en su mayoría a pasar por los peores sacrificios para trabajar en la labor bibliotecaria. Ellos instalaron los primeros servicios técnicos y lo que no habían aprendido en la Escuela lo fueron aprendiendo en la práctica diaria porque tenían la mística bibliotecaria y el deseo de trabajar bien”.

Con la apertura de la Escuela Académico Profesional de Bibliotecología en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1980, la Escuela de Bibliotecarios se traslada al campo universitario; seis años después, la Pontificia Universidad Católica del Perú haría lo propio. En 1992 se crea el Colegio de Bibliotecólogos del Perú. Debido a la firma del Convenio de Cooperación Interinstitucional entre la Biblioteca Nacional y la Universidad de San Marcos, la profesionalización de la Bibliotecología peruana entra en crisis. Finalmente este convenio fue anulado en el 2001.

Lo estudiantes de hoy, promesa para el futuro

Hasta aquí hemos visto el pasado, los inicios de nuestra carrera. Resulta en verdad interesante la influencia de Zulen en Basadre, lo decisiva que fue para la Bibliotecología peruana. Actualmente con sólo dos universidades que ofrecen la carrera, el número de Bibliotecólogos aún puede considerarse poco para satisfacer las necesidades informativas de millones de peruanos
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. A continuación las palabras del historiador Ernesto Yepes, tacneño como Basadre, en una entrevista ofrecida al diario La República: “Basadre lucha desesperadamente por incentivar la
lectura, por difundir el libro, por hacerlo asequible a todas las gentes. Es un hombre que se pone el Guardapolvo de bibliotecario siendo director de la institución, y conversa con los lectores, les aconseja lo que deben leer o investigar. Es un apóstol del libro. De allí proviene su interés por la Biblioteca Nacional, la cual no reconstruyó, sino construyó, porque quería un centro moderno, eficaz, descentralizado.(...) Lo interesante es que Basadre puede decir que la Biblioteca tiene limitaciones, pero al mismo tiempo hace lo posible por superar eso; no se agota en el desencanto, ni se arredra, más bien persiste en su tarea”.
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No obstante las dificultades y de, como indicábamos al principio, no contar con los adelantos tecnológicos que hoy conocemos y que a veces nos resulta tan natural usar, que no reflexionamos sobre ello; Basadre y Zulen, qué lejos estarían de imaginar los OPAC, buscadores como Google y Yahoo, las alertas bibliográficas por correo electrónico, los mensajes a través de las listas de interés, sistemas de gestión de bibliotecas como Sabini, Aleph; ellos, sanmarquinos –como nosotros- pudieron realizar grandes obras en beneficio de la cultura y de los peruanos, conocían la realidad en que vivían, la comprendían, pero lejos de desalentarse lucharon por vencer innumerables obstáculos y lo consiguieron, ¿Cual fue la clave de su éxito? Ambos tenían un denominador común, amaban lo que hacían, unido a un inquebrantable espíritu y amor al Perú, “sin duda la gente apasionada con lo que hace no es sólo la más satisfecha, sino la que logra los mejores resultados”, esto no sólo puede y debe aplicarse a nuestra carrera sino a cualquier campo, solo aquella persona que ama lo que hace, pone su mayor entusiasmo y esfuerzo en que las cosas salgan bien. La herencia -los conocimientos, la experiencia y sobre todo el ejemplo de sus vidas- que recibimos de Basadre y Zulen, de la Escuela de Bibliotecarios y de las anteriores promociones de ambas universidades es invalorable; nos toca ahora a nosotros los jóvenes estudiantes, la nueva generación, dejar nuestra contribución para los que vendrán después, teniendo en cuenta que contamos con muchas ventajas, las cuales debemos saber aprovechar. Deseo terminar estas líneas con parte del Mensaje a la Juventud de Jorge Basadre, cuya lectura me atrevo a recomendar a mis compañeros estudiantes: “El saber es como la riqueza. Fecundo cuando está al servicio del hombre; peligroso cuando está al servicio de sí mismo. De acuerdo con la jerarquía natural de los valores; no es el número de escuelas, ni el número de libros ni la cantidad de escritores lo que valoriza a un pueblo, sino la calidad de sus hombres y la naturaleza de su cultura, la sabiduría del corazón. Es el corazón lo que está en el centro del hombre total.

Tomado de:
http://www.bibliodocencia.com/4/4_1.pdf

Raúl Porras Barrenechea

Nacido en Pisco, fueron sus padres Don Guillermo Porras Osores y Doña Juana Barrenechea y Raygada. De niño vivió en Barranco y luego se trasladó al centro de Lima, a la Calle Mariquitas (3ra.Cuadra del Jr. sus estudios iniciales en el Colegio San José de Cluny y luego en el Colegio de la Recoleta en la Plaza Francia de Lima. Durante sus años escolares demuestra sus dotes de escritor publicando 3 cuentos y una traducción del francés en la revista del colegio.

Vida universitaria

En 1913, ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos en donde luego se iniciará como profesor a cargo de la cátedra de Lengua Castellana. Parelalemente, debido a la temprana pérdida de su padre, trabaja como amanuence (secretario) en la Corte Suprema de Lima.

Junto con Jorge Guillermo Leguía (1898-1934) fue uno de los más entusiastas y dinámicos del grupo de arielistas que impulsó el Conversatorio Universitario, idea que lanzara Víctor Andrés Belaúnde. Ricardo Vegas García, Manuel Abastos, Guillermo Luna Cartland, Carlos Moreyra Paz Soldán, José Quesada, José Luis Llosa Belaúnde, Jorge Basadre y Luis Alberto Sánchez fueron los otros integrantes que se sumaron a la propuesta de Porras y Leguía. Con motivo del centenario de la Independencia del Perú, despliega gran actividad destacando su conferencia sobre Don José Joaquín de Larriva.

En 1918 viaja como delegado estudiantil a La Paz (Bolivia) y al año siguiente a Buenos Aires donde se involucra con las ideas de la Reforma Universitaria. Fue animador de diversas revistas de Literatura como Alma Latina.

Fue maestro de Historia de diversos colegios de Lima, destacando su paso por los colegios limeños Anglo-Peruano (hoy San Andrés), italiano Antonio Raimondi y el Alemán, donde demuestra sus dotes docentes, que seguiría luego en la cátedra de Historia en su alma Mater y también en la Universidad Católica y en la Academia Diplomática.

Actuación pública

Como político fue elegido Senador por Lima en 1956, llegando a ser Presidente de su cámara.

Tuvo una destacada actuación como diplomático, siendo entre 1936 y 1938 Ministro plenipotenciario de su país ante la Sociedad de Naciones (hoy Naciones Unidas), también Embajador en España (1948-1949) y Ministro de Asuntos Exteriores (1958-1960), cargo que juramentó en su propia residencia, debido a encontrarse delicado de salud.

Enamorado de Lima, destaca su conferencia "El río, el puente y su alameda, dada en la Sociedad Entre Nous.

Es memorable su actuación principista en la Reunión de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos donde rechaza el bloqueo a Cuba.

Falleció de un ataque al corazón a las 10 de la noche del 27 de setiembre de 1960, en su casa de Miraflores que hoy es Casa-Museo y sede del Instituto de Estudios que lleva su nombre.

Obras

Es autor, entre otras, de las siguientes obras:

* Historia de los límites del Perú: texto dictado a los alumnos del Colegio anglo-peruano de Lima, conforme al programa oficial. (Lima: F. y E. Rosay. 1930)
* Las relaciones primitivas de la conquista del Perú. (Paris: Impr. les Presses modernes. 1937)
* El Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) (Lima: Lumen. 1946)
* Relación de la descendencia de Garci Pérez de Vargas (1596). Inca Garcilaso de la Vega. Reproducción facsimilar del manuscrito original con un prólogo a cargo de Raúl Porras Barrenechea. (Lima: Instituto de Historia. 1951)
* El Inca Garcilaso, en Montilla, 1561-1614 : nuevos documentos hallados y publicados. (Lima: Instituto de Historia-Editorial San Marcos 1955)
* El Paisaje Peruano de Garcilaso a Riva Agüero. (Lima: Imprenta Santa María. 1955)
* Cartas de Perú , 1524-1543. (Lima: Sociedad de Bibliófilos Peruanos . 1959)
* Antología del Cusco. (Lima: Librería Internacional del Perú. 1961)
* Fuentes Históricas Peruanas: apuntes de un curso universitario. (Lima: Instituto Raúl Porras Barrenechea. 1963)
* Los Cronistas de Perú. (Lima: Sanmartí Impresores. 1962)
* Pizarro (Lima: Editorial Pizarro. 1978)

Tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ra%C3%BAl_Porras_Barrenechea

Jorge Basadre Grohmann

Nació en Tacna el 12 de febrero de 1903. Hijo de Carlos Basadre Forero y de Olga Grohmann Butler. Comenzó su formación en el liceo Santa Rosa, escuela peruana que funcionaba clandestinamente en Tacna durante la ocupación chilena. 9 años más tarde se trasladó junto con su familia a Lima. Prosiguió luego estudios en el Colegio Alemán y en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, en el cuarto y entonces último año de Secundaria, en 1918.

En 1919 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde obtendría los títulos de doctor en Letras (1928) y en Jurisprudencia (1935). Siendo estudiante, intervino en el célebre Conversatorio Universitario de 1919, al lado de otros jóvenes intelectuales de la llamada Generación de la Reforma. Por aquella época, 1924, prestaba servicios en la Biblioteca Nacional, primero como auxiliar y después como conservador, y también como redactor del Boletín Bibliográfico de la Biblioteca de la Universidad de San Marcos y enseñaba asignaturas de historia en diversos colegios limeños.

En 1925-1926 formó parte de la delegación peruana enviada ante la comisión plebiscitaria de Tacna y Arica. Haciendo carrera en su alma máter sanmarquina, siendo el catedrático más joven: 26 años de edad, el 1o. de abril de 1929, a invitación del Rector Alejandro Deustua, estuvo a cargo de leer el discurso de apertura del año universitario. Posteriormente fue llamado para desempeñar el cargo de director de la Biblioteca Central de la universidad tanto en 1930-1931 como en 1935-1942. Gracias a una beca concedida por la Fundación Carnegie, en 1931 viajó para realizar estudios sobre organización de bibliotecas en Estados Unidos. Después siguió cursos en la universidad de Berlín y realizó investigaciones en archivos de España, permaneciendo en el extranjero hasta 1935.

Al producirse el incendio de la Biblioteca Nacional, en mayo de 1943, fue nombrado por el gobierno de Manuel Prado para hacerse cargo de la dirección de dicho establecimiento, promoviendo entonces su reconstrucción y reorganización, durante los cinco años siguientes (hasta 1948). Allí fundó varias publicaciones, como la revista Fénix y el Anuario Bibliográfico Peruano, y creó la Escuela Nacional de Bibliotecarios, en 1944. Asimismo, fue director del departamento de Asuntos Culturales de la Unión Panamericana (1948-1950), y ejerció el ministerio de Educación Pública en dos oportunidades: 1945 y 1956-1958. Posteriormente se retiró a la vida privada, consagrándose por entero a la investigación, con el apoyo financiero de promotores extranjeros y nacionales. Estuvo casado con Isabel Ayulo La-Croix. Murió en Lima el 29 de junio de 1980, a los 77 años de edad.

Vida académica

Respecto al campo académico, cabe señalar que se inició como catedrático en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1928, dictando un curso monográfico de Historia del Perú. Al año siguiente asumió las cátedras titulares de Historia del Derecho Peruano e Historia del Perú (República), las cuales habría de mantener hasta 1954, cuando se apartó de la docencia profesional. Además, sirvió como profesor en la Escuela Militar de Chorrillos, en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en centros de enseñanza superior de Argentina, España y los Estados Unidos.

Fue secretario general del XXVII Congreso Internacional de Americanistas, que se realizó en Lima en 1939; y de 1956 a 1962 ocupó la presidencia del Instituto Histórico del Perú (hoy Academia Nacional de la Historia). Miembro de la Academia Peruana de la Lengua (desde 1941) y de la Sociedad Geográfica de Lima (desde 1946). Ganador del premio "Rafael Heliodoro Valle" que le fuera otorgado en México en 1977, y del premio nacional de cultura en el área de ciencias humanas, correspondiente a 1977-1978. En 1965 recibió las palmas magisteriales en el grado de Amauta (Fue también ministro de Educación en el primer gabinete del Presidente José Luis Bustamante y Rivero (1945). En 1950, conformó una comisión auspiciada por la UNESCO, para escribir una historia de la humanidad. Cerca a la década de 1960, retornó a sus labores de investigador. En 1964, publicó otra monumental obra titulada "Historia de la República", la cual ha sido considerada la obra más relevante de la historiografía de nuestro siglo. Tomado de : http://www.unmsm.edu.pe/basadre/biografia.htm)

Tanto en la docencia como en la investigación desplegó una fecunda tarea dentro del ámbito historiográfico. Estudió fundamentalmente la historia republicana del Perú, introduciendo nuevos métodos y perspectivas de análisis y mostrándose siempre dispuesto a renovar sus planteamientos.

Obras

Jorge Basadre ha dejado una extensa producción bibliográfica. Sus obras principales son:

* La multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú, discurso leído en la apertura del año académico en San Marcos (1929)
* La iniciación de la República (2 vols., 1929-1930)
* Perú: problema y posibilidad (1931; reeditado con un apéndice en 1978)
* Meditaciones sobre el destino histórico del Perú, compilación de artículos (1947)
* Los fundamentos de la historia del Derecho (1956)
* Introducción a las bases documentales para la historia de la República del Perú (2 vols., 1971)
* El azar en la historia y sus límites (1973)
* La vida y la historia, ensayos sobre personas, lugares y problemas (1975)
* Apertura, selección de textos sobre temas de historia, educación, cultura y política (1978)
* Elecciones y centralismo en el Perú (1980).
* Aparte de todo ello, su monumental Historia de la República del Perú (1939; sucesivamente modificada y ampliada hasta alcanzar la sexta edición, 1968-1969, con 16 volúmenes) ha sido considerada, con razón, la obra más relevante de la historiografía peruana del siglo XX.

Tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Basadre_Grohmann